El 4 de febrero de 1992 fue el inicio de la debacle de Venezuela, hoy ya se cumplen 29 años de aquella puñalada en la espalda que recibió nuestra democracia.
Un día que inició derramando sangre de muchos venezolanos, y que a la fecha, este desangramiento no ha cesado.
El régimen criminal de hoy, es producto de aquella fecha en la cual cientos de soldados, dentro de los que se contaban, el extinto Hugo Chávez, se disfrazaron de Mesías, y terminaron desatando el Apocalipsis.
Hoy los asesinos del régimen honrarán a sus falsos héroes, harán celebración de ello y bailarán sobre nuestros muertos, mientras Venezuela llora.
Pero, ¿qué pretenden celebrar? Acaso se puede celebrar la quiebra económica de un país, el asesinato de más de 300.000 venezolanos, tener una de las tasas de homicidios e impunidad más altas del continente; celebran acaso el despojo a la institucionalidad en el país, el haber defenestrado a los poderes y a la institución democrática.
El haber acabado con la educación, la salud, los servicios públicos, con la producción petrolera y PDVSA, acaso ¿eso se celebra?
Celebran además la instauración de un Narco Estado represor y haberse convertido en una potencia en corrupción, ¿no es un insulto esto?
Y es que no hay nada que celebrar, por el contrario, mucho que lamentar, y nuestros más de 300 presos políticos son fe de ello, así como los más de 5 millones de venezolanos que viven desterrados de su país, que partieron a todo riesgo a parajes desconocidos del mundo, en busca de un futuro que en Venezuela, el régimen criminal de Maduro le secuestró.
Nada que celebrar, y las cifras son evidencia de ello, Venezuela es la economía con el peor desempeño del mundo, la han sumido en una hiperinflación. Según Fedecámaras, en 20 años han cerrado 60% de las empresas existentes para 1999. El salario mínimo es hoy apenas una fracción de dólar en una economía dolarizada de facto, mientras la canasta alimentaria supera los 200 dólares al mes, según el CENDAS. En una sociedad donde más de 90% de sus ciudadanos fueron ubicados en el renglón de pobres, según ENCOVI, y donde 15 % de nuestros niños sufren de desnutrición severa y están en grave riesgo de morir.
Nada que celebrar, como festejar ser el país con una de las peores crisis migratorias en tiempo de paz y con una crisis humanitaria aguda. A quién se le ocurre festejar, sino a los criminales, el cierre de más de 100 medios de comunicación en el país, el encarcelamiento injusto y sin respeto al debido proceso a dirigentes de oposición, periodistas y activistas de Derechos Humanos.
Este 4 de febrero no hay nada que celebrar, por el contrario, es una fecha luctuosa para conmemorar el inicio de la debacle de Venezuela.
Hoy lloramos por esta fecha, pero estoy convencido que, más temprano que tarde, tendremos verdaderas razones para celebrar, ese día será cuando llegue el fin a este régimen sangriento y criminal y nuestra Venezuela sea nuevamente libre.
Cuando llegue ese día, el 4F quedará registrado en la historia negra y vergonzosa de la historia de nuestro país, en la sección de los horrores de la dictadura, y los criminales que generaron y provocaron tal debacle pagarán con cárcel y justicia todos sus crímenes. Confío en que la justicia llegará.