Definitivamente la libertad que nuestro hermano Leopoldo López se forjó, su reencuentro con Lilian y sus amados hijos, su primera declaración a los medios del mundo luego de siete años de cárcel, persecución, acoso, se silencioso forzoso y censura, puso a muchos intranquilos, y en especial a los que usurpan Miraflores pues los puso a “bailar joropo”.
Y es que hablar de Leopoldo es recordar a quien dio la cara por todo el país en el 2014 y, es recordar también a quien resistió cuatro años de cárcel en Ramo Verde, a quien soportó con entereza e inteligencia esos cuatro años de encierro, aislamiento y tortura, y también es rememorar a quien se mantuvo otros años en casa por cárcel y luego refugiado en una embajada. Siete años de silencio, siete años de sufrimiento, pero también años reflexionando, construyendo capacidades y haciéndose aún más fuerte mental y emocionalmente.
Esos siete años de cárcel y silencio, de persecución e injusticias, dieron paso a este Leopoldo López que vimos esta semana dando una conferencia de prensa desde Madrid, España y reunido con Pedro Sánchez, jefe del gobierno español.
Un Leopoldo centrado, certero, contundente y claro que llegó para iluminar de nuevo el sendero de la esperanza para los venezolanos que ya se lucía oscuro, un venezolano que ante más de 50 periodistas de medios españoles, corresponsales y agencias internacionales llamó a Nicolás Maduro como lo que es, un criminal y un asesino.
En 20 minutos de su alocución, dijo en su acostumbrado verbo claro y directo que a nadie hoy le queda duda de que Maduro es un criminal, un asesino, lidera una estructura que ha saqueado y sigue saqueando el territorio nacional y la riqueza de los venezolanos y que es responsabilidad nuestra, pero también del mundo libre, de los líderes democráticos y de los pueblos que creen en la libertad y la democracia.
Reiteró ante el mundo que Nicolás Maduro es un dictador por lo que se hacía necesario e imperativo, hacer lo que corresponda para poder salir del dictador para construir el camino hacia unas elecciones presidenciales libres, justas y verificables.
Destaco de su discurso un mensaje que envió directo al corazón y a los esfínteres de Maduro, que seguro estoy, puso presuroso y nervioso al de Miraflores, por lo que ordenó a sus sirvientes a que le buscaran sus mejores alpargatas, porque entendió lo que le viene:
“Quiero decirle al dictador que nosotros estaremos siempre pendientes de cada uno de los pasos que ustedes den, para denunciarlos, para que no quede impune, siempre estaremos del lado de los Derechos Humanos…Europa no puede dar la espalda y Estados Unidos tampoco ante un régimen que, según la ONU, ha cometido crímenes de lesa humanidad”.
Confieso que sus palabras no solo me llenaron de orgullo, sino además de esperanza y de compromiso.
Y desde ya me sumo a su causa desde el exilio, promover una elección presidencial libre, justa y verificable en Venezuela, llevar ante la justicia internacional a los responsables de las violaciones de Derechos Humanos en Venezuela y hacer lo que corresponda para liberar a nuestro país.
Conozco de cerca su trabajo y su lucha, y sé de su profundo amor por Venezuela, por eso estoy convencido que desde el exilio, Leopoldo trabajará aún con más tesón y voluntad en la dimensión internacional para rescatar a Venezuela.
Y tal como lo dijo: “Tengo la fuerza, la fe y la convicción de que Venezuela será libre, no por agentes externos sino por la fuerza de los venezolanos en coordinación con el mundo libre”.
Ante estos recientes eventos los venezolanos nos debemos llenar de fuerza y de fe, mientras en Miraflores, lo mejor es que vayan buscándose las alpargatas, porque gracias a Leopoldo, lo que les viene es joropo.