Para el régimen de Nicolás Maduro, toda excusa es buena para evitar, a toda costa, sentarse en la mesa de negociación y de diálogo.
Primero fue Alex Saab la excusa, luego la flexibilización de las sanciones que Estados Unidos ha impuesto al régimen venezolano, ahora es el polémico avión de Conviasa, que desde el pasado mes de junio se encuentra retenido en Argentina por su demostrada vinculación con la empresa privada iraní, sancionada por Estados Unidos, Mahan Air. Aerolínea acusada por Washington de prestar apoyo logístico a Al Quds, una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en operaciones de inteligencia militar calificada como grupo terrorista.
Además de su cuestionada tripulación de 19 miembros, entre los que destacaron cinco iraníes sometidos a investigación judicial, y un piloto con posibles vínculos con el Hezbollah.
Ese hecho se registró el 8 de junio de 2022 en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, Argentina, pero transcurrieron junio y julio, y el régimen venezolano, ni ninguno de sus portavoces se pronunciaron, y mucho menos, se responsabilizaron por los ciudadanos venezolanos que también formaban parte de la tripulación, ni tampoco por la aeronave de bandera venezolana con vínculos iraníes.
Pero bastó que el pasado 2 de agosto el Departamento de Justicia norteamericano pidiera a Argentina incautar el avión alegando que fue fabricado en los Estados Unidos y por ende quedaba sujeto a decomiso en base a violaciones de las leyes de control de exportaciones de ese país por su transferencia no autorizada a la aerolínea iraní, para servirle de excusa a Nicolás Maduro, luego de dos meses de absoluto silencio, y boicotear nuevamente el diálogo fallido de México.
Un Nicolás furibundo dijo estar muy molesto, aunque esas no fueron precisamente sus palabras, con su “amigo” Alberto Fernández, a quien acusó de haberle robado y secuestrado su avión, al tiempo que Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello se hicieron eco y se unieron al coro de reclamos. Rodríguez lo dijo: “No nos vamos a mover ni en cosas de diálogo, ni en cosas de negociación, ni en ninguna cosa de esa. Muy sencillo, igual que como dijimos con el diplomático secuestrado, Álex Saab”.
Saab fue la excusa de aquel momento para detener el diálogo en octubre de 2021 cuando se tenía previsto el inicio de la tercera ronda de negociaciones, en ese entonces, los miembros de la delegación del régimen se retiraron en protesta por la extradición desde Cabo Verde a Estados Unidos del empresario colombiano.
La extradición se dio y la mesa se levantó, posteriormente en mayo de este año hubo un nuevo intento para retomar las conversaciones, y se valieron de otra excusa, la exigencia de la flexibilización de sanciones por parte de Estados Unidos.
Al respecto se produjo un avance, o digamos un acto de buena fe por parte de los norteamericanos, quienes cedieron y ordenaron descongelar los bienes de Carlos Erik Malpica Flores, sobrino de Cilia Flores, involucrado en al menos 16 empresas en Panamá que fueron registradas por la familia Malpica Flores desde la llegada de Nicolás Maduro en 2013. Y a quien la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) había congelado sus bienes, al tiempo que su nombre formaba parte de la lista de sancionados por diversos organismos de varios países.
Ayer fue Saab, luego fueron las sanciones, hoy es el avión. Lo que nos demuestra, una vez más, que el régimen de Maduro siempre tendrá a mano excusas para seguir oxigenándose y así perpetuarse en el poder.
Mientras, hay una realidad que urge atender. Los venezolanos reclamamos soluciones a la cada vez más aguda emergencia humanitaria y una de estas vías es la mesa de negociación y diálogo, que aspiramos culmine en elecciones presidenciales “libres y justas” y la libertad plena para todos los presos políticos. Venezuela, ni los venezolanos, estamos para más excusas.