Estimado Paolo Luërs:
He leído con detenimiento la carta pública en la que hace referencia a mí y a varios de mis colegas, y con el mismo tono de respeto me dispongo responderle públicamente, acerca de sus preocupaciones con respecto a mi labor en El Salvador.
Reconozco en sus palabras una gran preocupación por el destino de El Salvador, y créame, esa preocupación y esa sensibilidad hacia los ciudadanos salvadoreños las comparto, y más que distanciarnos, son aspectos que nos unen.
Por lo que usted narra en su escrito, deduzco que ha hecho seguimiento a la realidad que afecta mi país, y ha constatado el talante de lucha de mi organización, Voluntad Popular, por ende ha visto la férrea persecución que el régimen venezolano mantiene en contra de los dirigentes de oposición, y si ahonda en su investigación encontrará suficiente información sobre mi trayectoria, y de cómo llegué a ser un exiliado.
Permítame para ello, remontarme al año 2016, cuando siendo diputado al Consejo Legislativo de mi estado Zulia, y en el ejercicio de esa función hice denuncias y lideré movilizaciones y acciones en contra del régimen, tales acciones valieron para que me fuera dictada una “Orden de captura por asociación para delinquir y financiamiento al terrorismo” lo cual me obligó a estar meses en la clandestinidad para luego mantenerme en el exilio.
Durante estos cuatro años, pase por muchos trabajos, la mayoría de ellos vinculados al sector público y la política, y reconozco que hasta hace poco, trataba de ocultarlos con cierta vergüenza, porque lo único que me interesaba dar a conocer eran las luchas por Venezuela, las denuncias, los apoyos internacionales y todo aquello que le diera fuerza a nuestra gente y dejara muy claro que seguía vinculado a la lucha por mi país.
Como todo venezolano anhelaba el cambio y la posibilidad de regresar, y en esa espera, sin embargo, los días se convirtieron en meses y luego en años. Y mientras las finanzas mermaban y tenía que responder por mi familia, en esa encrucijada decidí tomar todo mi aprendizaje y experiencia en Venezuela y hacer de mis fortalezas en la política una oportunidad, y vi en el mundo de las campañas electorales de la región un amplio campo de trabajo.
Es así, como en 2017 a través de un consultor político venezolano -hoy gran amigo- asesoré sobre defensa del voto en la campaña presidencial de Guillermo Lasso, en Ecuador y a partir de allí, del reconocimiento de ese trabajo, surgieron nuevas oportunidades. Asesoramos elecciones internas, regionales y presidenciales en países tan diversos como España, México y Colombia hasta que fuimos contactados en su país.
Le doy este dato: El primer comando de campaña presidencial en El Salvador, que nos contactó, fue el de su partido ARENA. La propuesta tenía básicamente dos objetivos, intentar que Carlos Callejas, pasará a segunda vuelta, y aplicar todas las tácticas electorales posibles para mermar la votación de la tarjeta de GANA.
Aunque había una atractiva oferta económica de por medio, las perspectivas no eran buenas, entre otros factores, por la fatiga que habían generado los partidos tradicionales en su país, la división interna en ARENA donde se percibía que ni el propio candidato creía en sus posibilidades y un desánimo generalizado desde que hicimos la primera encuesta.
Esa misma semana tuve la oportunidad de escuchar a los Bukele, quienes podían pagar un 10% de lo ofrecido por ARENA, no tenían el partido histórico, ni la estructura, pero sí un voluntariado gigantesco, lleno de mística, jóvenes con ganas de comerse el mundo, una visión futurista y un objetivo político claro: Ganar en primera vuelta y convertir a El Salvador en la Singapur de Centroamérica.
Hicimos empatía al minuto y en mi caso, asumí la asesoría organizacional de la campaña “Hagamos Historia”. Esta decisión la tomé en el terreno de mi profesión, no de mi militancia política, pero hoy, dos años después de ver el gran movimiento (Nuevas Ideas) y la esperanza que ha construido el presidente Bukele, le doy gracias a Dios por haberme guiado hacia el lado correcto y poder aportar un grano de arena para ayudar con políticas públicas dirigidas a la población más vulnerable, que es el sueño que tengo para mi país.
Lo demás, es historia. Bukele, obtuvo un contundente triunfo en primera vuelta, sus rivales prácticamente desaparecieron y mientras el Gobierno continúa consolidándose mes a mes, según las encuestas serias, lo que hemos visto de quienes le hacen oposición es una campaña de Fake News en redes sociales durante un año.
Hoy reconozco, CON MUCHO ORGULLO además, que apoyo una gestión en El Salvador, que entre otras cosas ha logrado:
– La disminución de los índices de homicidios a niveles nunca vistos en las últimas décadas.
– Tener una fuerza pública equipada.
– La recuperación del control de los centros penitenciarios.
– La remodelación y equipamiento de TODO el sistema de salud.
– El retorno de El Salvador al primer plano internacional con exitosos acuerdos en Asia, Estados Unidos y Centroamérica, como jamás había logrado ningún Gobierno anterior.
Quisiera además, a través de esta carta pública, expresar mi más sincero agradecimiento al pueblo salvadoreño por su acogida, ésta permanencia me ha permitido palpar de cerca el sueño y la motivación de este equipo de Gobierno, ver cómo planifican y ejecutan sus obras, ver como sus acciones giran en torno al ciudadano, de allí que me atrevería a asegurar, que luego de esta terrible pandemia, el apoyo hacia este movimiento que lidera Bukele se acrecentará, a tal punto que en las venideras elecciones municipales y legislativas del 2021, el éxito será arrollador, asegurando mínimo tres diputados de Nuevas Ideas, por cada diputado de ARENA. También podrá presenciar y disfrutar de una Biblioteca Nacional nueva, un aeropuerto de primer mundo, el tren del pacífico, plantas potabilizadoras de agua y decenas de proyectos que incluyen hasta el estado nacional y la Presa El Chaparral, obras que los gobiernos de ARENA y el FMLN tantas veces prometieron y presupuestaron, pero no ejecutaron.
Y llegará el 2024, y a diferencia de mi amada Venezuela, en El Salvador habrá elecciones, porque usted vive en un país donde impera la democracia, y el pueblo decidirá su destino. Esto será en cuatro años mi respetado señor, si yo fuera usted, ocuparía mi tiempo en intentar rescatar lo poco que queda de su propia estructura, en lugar de mirar tanto afuera.
Y sobre su interrogante: La respuesta es NO. No existe ningún pacto con mi partido en Venezuela, ni con Leopoldo López en particular. El presidente Bukele ha desconocido al dictador Maduro, precisamente porque el único “pacto” que tiene, es con la democracia.
Reciba un fraterno abrazo,
LESTER TOLEDO