Los rostros famélicos, las calles, los comercios, los anaqueles, las poblaciones y las ciudades de Venezuela, muestran la devastación propia de un huracán, del huracán Nicolás, quien por su enceguecido e irracional empeño de quedarse en el poder ha llevado al país a la más profunda crisis.
Hablamos de la peor gestión financiera que nunca ha tenido nuestro país, del peor presidente, de un dictador que ha arrasado con todo, con nuestros alimentos, nuestras medicinas, con la seguridad, la paz y hasta con nuestra libertad.
Son recientes las imágenes que nos llegaron de todos los lugares que sufrieron los efectos del paso de las tormentas Irma y José, ciudadanos tratando de salvar sus pertenencias, muchos lamentablemente fallecieron, largas colas en las estaciones de servicio, saqueos, trifulcas por agua y comida en los supermercados, anaqueles vacíos, negocios cerrados, devastación, interrupción del servicio eléctrico, muerte, desolación y miedo.
Ahora comparemos esas mismas imágenes a lo que nos ha tocado vivir a los venezolanos en estas últimas dos décadas marcadas por una dictadura cada vez más descarada que a su paso ha dejado desabastecimiento, colas en estaciones de servicios, colas en supermercados y farmacias, interrupción continua de servicios, racionamientos, desabastecimiento hasta de efectivo, hambre y muerte. Si esto no es efecto de un huracán, el parecido es dramático.La diferencia es que el efecto de un fenómeno natural es impredecible, puede en momentos aumentar su potencia, como disminuir su impacto, es indescifrable y los factores atmosféricos lo determinan, mientras que el efecto devastador de un dictador es intencionalmente programado y criminal.
Las muertes ocasionadas por los huracanes recientes se cuentan por decenas, mientras que las cifras de muertes, heridos, torturados y presos de la dictadura superan los miles.
Los desastres ocasionados por un fenómeno son generados por la naturaleza misma, mientras que la devastación que ha dejado el huracán Nicolás en Venezuela es responsabilidad única del dictador. Un criminal señalado internacionalmente por cometer crímenes de Lesa Humanidad.
Así lo han determinado y calificado el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, la Organización de Estados Americanos, el Parlamento Europeo, y distintas instancias. Maduro es un criminal, y tarde o temprano pagará por sus delitos.
Los asesinatos en manos de la fuerza pública, las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, el sometimiento de civiles a la justicia militar, el abuso de la fuerza, la represión desmedida, las torturas, la criminalización de la protesta y los presos de conciencia, la negación de la justicia, el someter el pueblo al hambre y a la miseria, negar la salud, son todas acciones violatorias de los Derechos Humanos, crímenes de Lesa Humanidad, delitos ordenados y cometidos por el dictador Nicolás Maduro.
El nivel de devastación del Huracán Nicolás supera cualquier escala de medición de estos fenómenos, su impacto ha sido letal y por ende su salida no puede ser postergada.
Alertamos sobre una nueva trampa que está tejiendo el régimen para ganar tiempo, ese supuesto dialogo que no nos deja claro quienes participan y su intención. Hasta tanto no nos muestren una real disposición de cumplir nuestras peticiones, liberar a nuestros presos políticos, cese de la persecución a la disidencia, restablecimiento pleno de la AN, entre otros reclamos, no creeremos en manipulaciones y estrategias de falso dialogo que buscan oxigenar al dictador.
Un fenómeno natural es indetenible, pero una dictadura si, y eso lo lograremos.