El testimonio de miles de venezolanos que a diario arriesgan sus vidas y la de los suyos en un intento desesperado para cruzar el infierno de la selva del Tapón de Darién, ubicado en la franja fronteriza entre Colombia y Panamá, es realmente desgarrador.
Las cifras de los organismos de Derechos Humanos y los medios panameños así lo confirman. 76 venezolanos han desaparecido durante las últimas semanas. Y también en los últimos días, cuatro venezolanos que provenían de Mérida, Falcón y Carabobo, entre ellos una niña y tres adultos, fallecieron en ese intento.
Médicos Sin Fronteras ha documentado, en lo que va de 2022, 120 casos de violencia sexual contra los migrantes. Y desde que se dio inicio al programa humanitario en esa zona en abril de 2021, se han registrado más de 400 casos de abusos sexuales.
En 2022 más de 28 mil connacionales han cruzado el Tapón de Darién, y durante los primeros meses murieron 10 venezolanos en su intento de atravesar esta selva que se extiende por más de 5.000 kilómetros cuadrados.
“El infierno en la tierra”, así lo describió David Smolansky, comisionado de Venezuela ante la secretaría general en la Organización de Estados Americanos (OEA), quien además detalló: “Los venezolanos han superado en 2022 a los haitianos, cubanos y colombianos como la población migrante más grande en cruzar el Darién. Desde enero hasta mayo se estima que 17.262 migrantes y refugiados venezolanos han atravesado ese tapón”.
Y justamente así lo dibujó con palabras de dolor, Ewel Chirinos, el padre de la niña que murió recientemente junto a su mamá al intentar pasar por esta selva. Al recordar ese trayecto señaló: “Son pocos los que salen, ponte que van 100 (personas) y llegan 40. Vas caminando y hay cuerpos que se ven guindado en los árboles”.
Reportes indican que en 2021 murieron 94 venezolanos transitando estas rutas peligrosas. Es la tercera nacionalidad con mayor cantidad de fallecidos en una verdadera estampida desesperada y temeraria para salir de Venezuela, el otro infierno, e intentar ingresar a Estados Unidos, donde el año pasado entraron al menos 150.000 venezolanos.
A sabiendas de todo este horror, aun miles de venezolanos siguen en su intento de adentrarse en esta peligrosa selva, todo para salir de su país.
Ahora bien, ¿de quién es la culpa? ¿Acaso es de ese ciudadano que perdió las esperanzas, que ve día a día su familia sufrir y con sus futuros secuestrados y que se ve forzosamente en la situación de huir a costa de su propia vida?, o ¿El verdadero y único culpable es quien generó la crisis e hizo de Venezuela un infierno?
La respuesta nos resulta obvia. El infierno del Darién es consecuencia directa de un régimen que ha cometido crímenes de Lesa Humanidad y que ha provocado el éxodo de 6,2 millones de venezolanos, que no han salido por voluntad propia, todos, incluyéndome, hemos salido por distintas vías y fronteras dejando atrás familia, amigos, recuerdos, hogar, vivencias y toda una vida.
Es Nicolás Maduro Moros, y ningún otro, el principal responsable de ese otro infierno, es él quien ha empujado a miles de venezolanos a cruzar esa selva de muerte, de ríos de corrientes fuertes, de montañas empinadas, con fieras peligrosas y criminales que los acechan como presas. Todo este infierno para salir de Venezuela. Esa es la gran verdad.