El reclamo por la injusticia, el hastío por el hambre y la enfermedad y la urgencia de ponerle fin a esta inaguantable situación, hicieron que los venezolanos venciéramos el miedo y nos volcáramos de nuevo a la calle.
La acción valiente de nuestros diputados respaldados por aguerridos jóvenes, padres, abuelos y mujeres en las calles de Venezuela así lo evidencia. Y el incremento de la violencia y la represión por parte del régimen de Maduro así lo ratifican. Ahora el miedo está del lado del régimen, por eso arremeten sin medida ni control en contra de sus ciudadanos, intentando frenéticamente, con balas, gases, grupos irregulares armados, aplacar una fuerza que ya despertó.
Lo que logramos ver a través de las redes nos conmovió, por primera vez en 18 años, a pesar del terror y la manipulación continuada, se logró que confluyeran tres fuerzas, una ciudadanía dispuesta a no dejar la calle en defensa de sus derechos, un Parlamento consustanciado con la realidad de Venezuela y un concierto de naciones comprometidas con la restauración de la democracia en Venezuela.
La OEA, Mercosur y todas las naciones y organizaciones que se han unido para alertar el quebrantamiento del orden constitucional en el país, le han dado una oportunidad de oro a Nicolás Maduro para ponerse a derecho y enmendar, pero definitivamente, con sus actuaciones abusivas y excesivas, este régimen demuestra que no está dispuesto a rectificar.
Estamos al frente de un Estado forajido, que se empeña en negar y borrar la realidad, una gran verdad que muestra a venezolanos buscando saciar el hambre en la basura, familias separadas por el exilio forzoso de los suyos, líderes tras las rejas, miseria, muerte e injusticia. Y en un país donde todos los derechos ciudadanos como, el derecho a elegir, a protestar, a disentir, a la vida, a participar políticamente, a estar debida y oportunamente informados, han sido secuestrados, procede entonces buscar su salida en la calle.
Está en nuestras manos exigir con contundencia y convicción, en la calle, la destitución inmediata de los magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y elecciones generales para este año, que nos permita exterminar de raíz, este germen que ha acabado con los cimientos de nuestra democracia.
La resolución del Consejo Permanente de la OEA es un paso importante que avanzará hacia la Carta Democrática, la determinación de Mercosur también es un aporte fundamental hacia la causa de Venezuela, pero no es suficiente, debemos proceder sin descanso todos unidos y aumentar la presión desde afuera y en las calles hasta lograr doblegar a la dictadura.
Un solo grito nos debe unir en la calle hoy: “Elecciones YA” para salir de este Estado forajido que se ha burlado hasta del Vaticano. Y tal como señaló nuestro hermano Leopoldo López desde la injusta cárcel en la cual se encuentra desde hace más de tres años: “Venezolanos: solo más unidos y determinados que nunca, solo firmes en nuestras convicciones podremos derrotar a la Dictadura”.