“Decidí quedarme en mi país a pesar de todos estos problemas y de la posibilidad que me volvieran a detener, sabiendo que estamos en un régimen dictatorial”, con estas palabras, llenas de aplomo y valentía, Freddy Guevara se expresó, para reaccionar y llamar la atención del mundo, justo cuando era interceptado y secuestrado por los esbirros del régimen el pasado lunes 12 de julio a las 12:43pm, desde esa hora y por más de 48 horas, ni su familia, ni sus abogados lograron obtener información sobre su paradero.
Esa irregular situación convirtió a Freddy en una nueva víctima de Desaparición Forzada, delito que de acuerdo al derecho internacional es calificado de crimen de Lesa Humanidad.
El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, por ejemplo, establece que el delito de desaparición forzada cometido como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil constituye un crimen de lesa humanidad. Además, la Convención Interamericana sobre la Desaparición Forzada de Personas prohíbe también el acto de desaparición forzada y obliga a los Estados Partes a definirla como un delito en su legislación nacional, y a imponer un castigo adecuado proporcional a su gravedad.
Y así como este hecho convierte a Freddy Guevara en víctima y mártir, también hace a Maduro y al régimen en su victimario.
Esta situación de secuestro e incomunicación no ha variado mucho, pues al cumplirse dos semanas de la audiencia, ni los abogados, ni los familiares han tenido contacto con él, solo sabemos que está tras las rejas del horror del Helicoide.
Pero si vamos más allá de esta grave circunstancia y metemos la lupa sobre los presuntos delitos que le pretenden imputar, así como a las fulanas pruebas que han pretendido endilgarle, las violaciones a los derechos de este ciudadano no tienen límites.
Entre las irregularidades cometidas por el régimen de Nicolás Maduro, respecto a este caso de Guevara, que involucra además acusaciones públicas y órdenes de captura en contra de otros dirigentes de oposición, están las presuntas pruebas.
Desde la perspectiva legal el hecho de que un funcionario del Poder Ejecutivo revele pruebas de una investigación penal en curso, es una violación flagrante de la ley y la anulación del Estado de Derecho.
Y si además lo analizamos desde el punto de vista moral y ético, el hecho de presentar un burdo montaje de una presunta conversación en Whatsapp, no solo representa algo ilegal, sino un verdadero insulto a la inteligencia de cualquiera.
Al punto que la misma plataforma de Whatsapp se pronunció para reafirmar la garantía de privacidad de sus comunicaciones, mismas que cuentan con un cifrado de extremo a extremo. Un comunicado que lanzó por los suelos la escasa credibilidad del inestable psiquiatra, portavoz del régimen, Jorge Rodríguez.
Lo cierto es que esta nueva acción en contra de Freddy Guevara podría vincularse a varias intenciones de un régimen sometido a sanciones internacionales y en la mira de la Corte Penal Internacional, que se enfrenta a un posible escenario electoral y con una comisión presente de la Unión Europea que busca impulsar el diálogo, una de estas intenciones es hacer a Freddy Guevara de una ficha para negociar, presionar y manipular a la oposición ante una posible mesa de diálogo e incluso para ganar tiempo. Al tiempo que sirvió de distracción ante los eventos de la Cota 905, donde el régimen sabemos, quedó embarrado hasta el cuello.
Con hechos como este, con el acoso a Juan Guaidó y con la acusación en contra de Gilbert Caro, Emilio Graterón, Hasler Iglesias, Luis Somaza y Alfredo Jimeno, el régimen seguirá montando ollas, manipulando, asediando y mintiendo, porque tienen una clara misión, ganar tiempo ante la misión de diálogo, tener mayor control ante una eventual elección y sembrar la desesperanza en el corazón de todos los venezolanos.
Ya nos han quitado muchas cosas, entre ellas la libertad, el alimento, la medicina y la paz, no permitamos que también nos secuestren la esperanza. Sigamos exigiendo la libertad de Freddy Guevara, el cese al asedio de los líderes de oposición y la libertad de todos los presos políticos.