Hasta seis días de extenuantes colas, a pleno sol, en medio de temperaturas que superan los 40° C y con la esperanza incierta de surtirse de apenas 30 litros de gasolina para sus vehículos, deben soportar los venezolanos. Pero mientras en Venezuela los ciudadanos son castigados y sometidos a esta agonía, el causante de todos estos males, el que usurpa el poder, prefiere congraciarse con sus cómplices del mal en Cuba, que alivianar la pesada carga ante la aguda crisis que agobia al pueblo.
Precisamente ese padre de familia, ese trabajador, estudiante, esa madre o ese chofer de tránsito, que sale cada semana a una búsqueda de combustible cargada de incertidumbre y angustia, lo mínimo que pudiera aspirar, de quien se empeña de ocupar el poder, es una solución.
Una vez más el usurpador nos demuestra lo poco o nada que le interesa el bienestar el pueblo venezolano, por el contrario, pareciera disfrutar de su dolor y agonía, porque ante la grave crisis energética que sacude, ente otros males, a Venezuela, ordena solventar la crisis de combustible, pero no del país, sino de Cuba.
Si, aunque sonará a ironía o chiste cruel, hablamos de Cuba, a esta isla partió una flotilla de buques provenientes de Venezuela cargados de crudo y combustible para atender la escasez de gasolina de allá, o sea, gasolina para Cuba y escasez para Venezuela.
Y es que con sus actuaciones, Maduro, sin disimulo alguno, cada día le da la razón a Trump cuando lo llama “Títere de Cuba”, pues no solo se ocupa de solucionarle los problemas a Raúl Castro, sino además también de su gestión. El usurpador del poder en Venezuela operó como canciller cubano, al negociar con Rusia, ayuda, no precisamente para su país, sino para Cuba.
No es nada casual que a tan solo días de efectuada la visita de Maduro a Rusia, el primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, visita a Cuba.
De esta tríada del mal y con la orden de Maduro, desde finales del mes de septiembre se han enviado a Cuba al menos ocho buques transportando 3,83 millones de barriles de crudo y combustible desde Venezuela, en comparación a cinco buques con 1,98 millones de barriles que llegaron a principios del mismo mes.
Lo grave y condenable de toda esta situación es que mientras en Venezuela la crisis energética alcanza niveles críticos, en esa misma medida, se han incrementado los envíos a La Habana. Se tienen reportes de incremento en las exportaciones de crudo, en casi 143.000 bpd, más del doble del volumen enviado en meses anteriores.
Otro detalle que se le suma a esta comedia trágica es que la producción petrolera cubana alcanza para el 40% de sus necesidades, el resto lo abastece Venezuela.
Y por esta orden del “Títere de Cuba”, somos víctimas de la ironía mayor, la potencia petrolera de otrora que fue nuestra nación, hoy ha sido reducida por este régimen usurpador y corrupto, a un país lleno de estaciones de servicios cerradas o colapsadas por la falta de combustible.
Amén de ser un país sometido a inclementes jornadas de racionamiento eléctrico, con carencia del servicio de agua potable, de gas doméstico, además de escasez de alimentos y medicinas en medio de una voraz hiperinflación.
Ahora bien, la solución no pasa por evitar que estos buques cargados de crudo y combustible venezolano salgan a Cuba, la real solución a la aguda crisis que azota a los venezolanos, es solo una, que cese la usurpación, y en este propósito debemos seguir sumando fuerzas y capacidades hasta lograrlo. Ya lo hemos dicho, la verdadera ayuda humanitaria que urge en Venezuela es poner fin a la dictadura.