Más muerte, caos y miseria es el futuro inmediato de Venezuela de continuar Maduro en el poder. Así lo hizo saber en su prédica de simulación y burla de Memoria y Cuenta expresada ante una ilegal ANC. Fue una sátira más, cargada de mentiras, errores, burla, excusas, tapadera, evasión y engaños.
Un acto que no fue ni de Memoria ni de Cuenta, que no contó para los efectos legales, una triste y burda representación de un dictador que, en su afán de perpetuarse en el poder, mintió descaradamente y plasmó un país de mentiras, un país donde el único que luce obeso es él, mientras los ciudadanos luchan en las calles para poder comprar y rendir para su familia un cuarto de kilo de mortadela o de queso económico, porque a diferencia del dictador y sus cómplices, a ellos, no les no le alcanza para más.
Un país que si se ha convertido en potencia, pero una potencia de hambre, miseria y muerte, donde según la Fundación Bengoa en el año 2019, el 30% de los niños registraban desnutrición crónica, que según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) 6,8 millones de venezolanos estaban subalimentados, mismo país en el que aumentó la mortalidad neonatal e infantil, esto fue lo que no contó Maduro.
Tampoco contó sobre el incremento de muertes violentas que se ubicó en 16.506 venezolanos registrado por el Observatorio Venezolano de la Violencia, y que la tasa de muertes violentas superó el 60%. Mismo año y mismo país en el que se registraron 16.439 protestas según cifras del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, eso tampoco lo contó.
Maduro en su sarta de mentiras no refirió a que gracias a su nefasta gestión la inflación en el 2019 llegó a 7.374,4%, de eso no habló. Mucho menos refirió a la forma como han negociado las reservas venezolanas, de cómo someten a los ciudadanos a una criminal escasez de combustible mientras mantiene el suministro de petróleo y combustible a Cuba y de cómo actúan, en connivencia con grupos irregulares colombianos y con el narcotráfico, para saquear las riquezas minerales del país. De eso no contó nada.
Tampoco habló de los 4.769.498 de venezolanos que, según la Coordinación de Refugiados y Migrantes de ACNUR, han partido del país huyendo de la crisis humanitaria cuyo causante ha sido el mismo.
Y es que mientras persista el dictador en Miraflores, el panorama de Venezuela empeorará, de eso no tenemos dudas.
Porque hablar de Maduro es referir a un mentiroso compulsivo, un criminal que ha erigido un Narco Estado, que cercena la democracia y hace uso de la fuerza, la corrupción y el chantaje para imponerse y perpetuarse, que ordena a grupos paramilitares arremetan impunemente en contra de periodistas y parlamentarios, que encarcela y asesina a cientos de venezolanos, solo por pensar distinto, que pretende aniquilar a la Asamblea Nacional, el único poder legítimo que queda en el país, de eso hablamos. Eso tampoco lo contó en su memoria.
Lo que sí está registrada en la memoria colectiva de Venezuela son todas y cada una de las atrocidades cometidas por Nicolás Maduro y su régimen. El venezolano de a pie tiene claro quién es el verdadero responsable de sus desgracias, y este es Nicolás Maduro Moros, algo de lo que ni habló el dictador en sus cuentos que ya se sabe de memoria.
Más temprano que tarde la historia será otra y la justicia se impondrá en nuestro país, y eso si lo contaremos todos los venezolanos.