Le otorgaron la nacionalidad, le dieron nombramiento diplomático, le están costeando su millonaria defensa, lo protegen, le arman protestas tarifadas para exigir su liberación y ahora, para colmo, piden que forme parte como delegado en el proceso de negociación en México. Esto se llama desespero, nivel máxima potencia. Por supuesto que estamos hablando de Alex Naín Saab Morán, el privilegiado de Nicolás Maduro.
Háganme el favor, y me explican, qué aporte, qué figura, qué rol, qué experiencia, qué carrizo puede hacer un sujeto que lo busca la Interpol, que está a punto de ser extraditado por pedido del gobierno de Estados Unidos por los delitos de lavado de dinero, por servir de testaferro de Maduro, por estar vinculado a una amplia red de narcotráfico, lavado de dólares y adjudicación fraudulenta de millonarios contratos oficiales.
Un sujeto que ni venezolano es, que lo que ha hecho es ser cómplice de las marramucias del régimen, que se ha llenado bolsillos con el hambre de los venezolanos, díganme por favor, a cuenta de que, pretende el régimen cuando anuncia que lo incorporaran a la mesa de negociación donde se está discutiendo el futuro del país. Habrase visto tamaña insensatez.
Zamuro cuidando carne, esa sería la descripción perfecta para Alex Saab como miembro de la Mesa Nacional de Atención Social, donde lo pretenden incorporar, presuntamente a negociar el bienestar de los venezolanos. O sea, el mismo tipo que fue dueño de Group Grand Limited (GGL) acusado de suministrar con sobreprecio alimentos y víveres para los CLAP, que montó ese negocio con los tres hijastros de Maduro y se lucraron todos con cientos de millones de dólares, es ese el mismo tipo que va a dar sus “valiosos aportes” como “negociante” para hablar de bienestar para los venezolanos.
Se trata de un recurso al cual apelan los criminales, cuando se ven acorralados. Existen antecedentes de esta argucia, como el caso del guerrillero alias “Simón Trinidad”, Juvenal Ovidio Ricardo Palmera Pineda, a quién la FARC solicitó incorporar a la delegación de negociación de paz de Colombia, para liberarlo, y no lo logró.
Se trata evidentemente de una nueva jugada para confundir, retrasar, sembrar el caos y evitar desesperadamente que se siga el proceso contra Saab y su inminente extradición.
La sola pretensión del régimen anunciada esta semana sobre Saab, nos deja el mensaje claro sobre cuáles son sus verdaderas intenciones y prioridades en este proceso de diálogo, que no es ni la democracia, ni la libertad de nuestros presos políticos, ni la vida del pueblo venezolano.
El nivel de desespero de Jorge y compañía quedó en evidencia, saben que el “diplomático” va a prender el ventilador apenas baje del avión en Estados Unidos y luego de ello, no va a quedar un hueso sano entre los jeques de la dictadura.