Este 20 de mayo pasará a la historia como el día en el cual la dictadura ejecutó el fraude más grande jamás cometido en el mundo. Un proceso con resultados cantados y circo montado, y por ello decidimos no participar.
Decidimos responsablemente no avalar con nuestro voto un proceso en el cual no tenemos más opciones para elegir que al mismo dictador. Está claro que si no es una elección, entonces no hay reglas ni leyes que violentar con la no participación. Por ello resulta un contrasentido la prohibición y sanciones anunciadas por el Consejo Nacional Electoral de penalizar a quienes estemos promoviendo la abstención.
La abstención, o la sencilla decisión de no acudir a un acto, cualquiera que sea su naturaleza, es eso, una cuestión de elección, yo elijo no participar este 20 de mayo en el fraude montado por el régimen. Es que hasta eso nos quieren quitar, hasta la mínima libertad de decidir no salir, no acudir, no formar parte de ese fraude.
En ciencias políticas se define por abstención, el acto por el cual un potencial votante en unas elecciones decide no ejercer su derecho al voto, ahora bien, esta puede ser pasiva o activa. La abstención pasiva o sociológica es la provocada por la propia falta de interés en la política en general por parte del votante, y la activa o ideológica, es el acto político de rechazo a la legitimidad del sistema político.
Es en resumidas cuentas, una postura política de protesta asumida por un colectivo que eligió rechazar aquello que le pretenden imponer y rechazar de forma contundente un sistema político que tanto daño les ha hecho.
Y eso es lo que haremos los venezolanos este 20 de mayo, elegiremos no participar, no sumarnos a esta estafa, que no es elección, es un fraude.
Elección es cuando tenemos la libertad de elegir, sin cortapisas, ni condiciones, sin inhabilitados, con condiciones de igualdad, sin temor a la observación internacional imparcial, sin restricciones a los candidatos y a los partidos, con reales opciones en una contienda que ofrezca equidad en las condiciones de participación.
Si eso es una real elección, a lo que nos enfrentamos este 20 de mayo, claramente es un fraude de marca mayor y escala mundial.
A los apóstoles del voto, si bien respetamos su posición, le ratificamos nuestro llamado a recapacitar y no darle legalidad a un acto ilegitimo de origen, como ilegitimo es el órgano que lo convocó.
El propósito de ejercer esta forma de protesta histórica para los venezolanos, es lograr, de una buena vez por todas y ante los ojos del mundo, desnudar al tirano y quitarle el último vestigio de legitimidad que le confiere el voto soberano.
Al no contar con el voto, no recibirá el reconocimiento necesario de la mayoría y lo más importante, el resultado de ese fraude no será reconocido por la inmensa mayoría de las naciones demócratas que claman por el fin de la dictadura en nuestro país y el retorno de la senda democrática.
Yo no votaré este #20M porque no formaré parte de un fraude, no votaré este #20M porque no le daré legitimidad a un dictador, no votaré este #20M porque no avalaré asesinos ni violadores de derechos humanos, no votaré este #20M porque no tengo nada que elegir, no votaré este #20M porque mi voto no tiene ninguna garantía, no votaré este #20M porque no apoyaré a quien recurre a comprar votos y candidatos, no votaré este #20M por Venezuela, y ¿tu?.
Yo no votaré pero si protestaré, y lo haremos activamente. Mientras la desolación en los centros de votación desnudará y deslegitimará al dictador, en las calles de las principales capitales del mundo, la diáspora venezolana protestará contra el fraude de Maduro.
Las cartas están echadas y a la dictadura se le agota el tiempo. Yo no votaré, yo protestaré, porque al final del día, no es una elección y punto.