En tremendo paquete está metido Nicolás Maduro con el caso de los iraníes retenidos en Argentina que iban a bordo de un avión propiedad de la venezolana Conviasa.
Pero más sospechoso aún es el silencio sepulcral de Miraflores, pues a pesar de tener una vinculación directa con el mencionado avión, con su tripulación y los países involucrados en su ruta, entre ellos, Teherán y Rusia, aún no se ha pronunciado, y ya sabemos que ni se pronunciarán, pues saben que están hasta el cuello en esta sospechosa operación.
Desde el lunes pasado el Boeing 747 se encuentra estacionado en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires, y son muchos los aspectos a esclarecer respecto al misterioso avión de la empresa Emtrasur, rama de transporte de mercancía de la empresa estatal venezolana Conviasa, que había sido comprado en enero de este año a la empresa privada iraní sancionada por Estados Unidos, Mahan Air. Aerolínea acusada por Washington de prestar apoyo logístico a Al Quds, una división de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica especializada en operaciones de inteligencia militar calificada como un grupo terrorista.
Pero es que el asunto no se centra solo en la propiedad de la aeronave de matrícula venezolana YV3531, sino además en su tripulación y en la ruta, entre otros difusos detalles.
Hablamos de un avión de carga de origen venezolano-iraní con una numerosa tripulación de 19 personas. Cinco iraníes, que están bajo investigación judicial y catorce venezolanos, con un plan de vuelo difuso, una documentación poco precisa, señalada incluso como falsa. Un piloto con posibles vínculos con una organización terrorista internacional, y a pesar de todas estas alertas, aterrizaron y desembarcaron sin problemas en los destinos que antecedieron a Argentina.
Comencemos a desentrañar lo que hasta ahora son hechos ciertos. El juez que instruye este sonado caso es Federico Villena, y fue quien ordenó la retención de los cinco tripulantes iraníes Mohammad Khosraviaragh, Gholamreza Ghasemi, Mahdi Mouseli, Saeid Vali Zadeh y Abdolbaset Mohammadi, quienes llegaron en el avión junto a los venezolanos.
Cuando se analiza la documentación en Migración, la autoridad prestó especial atención en un nombre: Gholamreza Ghasemi, el piloto, quien tendría una vinculación directa con la fuerza Al Quds, fue identificado como miembro de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y como administrador de Fars Air Qeshm, aerolínea iraní que usa aviones 747 para traficar armas a grupos terroristas.
Pero vamos con el plan de vuelo de este avión venezolano-iraní, los registros señalan que ingresó a Argentina proveniente de México con destino al Aeropuerto Internacional de Ezeiza el día 6 de junio, pero antes se habría dirigido hacia la ciudad de Córdoba, al aeropuerto alternativo de Taravella.
El 8 de junio partió de allí, sobrevoló el Río de La Plata durante 20 minutos y regresó a Ezeiza por motivos que aún se desconocen. Al aterrizar, una delegación de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), la Aduana, la Dirección de Migraciones y la Policía Federal de Argentina los estaban esperando.
Para esa fecha se había informado desde Uruguay que no se había habilitado el aterrizaje del avión y se había impedido el vuelo de la nave por su espacio aéreo, debido a que la misma estaba sujeta a sanciones de OFAC.
Ante estas alarmas entró en acción la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas – DAIA, organismo que detalló que la aeronave se encontraba en viaje desde Caracas, previa escala en Ciudad del Este, Paraguay, «donde se sospecha que hay una fuerte presencia de Hezbollah, el grupo terrorista libanés financiado por Teherán y acusado por el atentado terrorista a la AMIA», un ataque con un coche bomba que se registró en Argentina el 18 de julio de 1994 y que dejó como saldo 85 personas asesinadas y 300 heridas.
En la ruta también se reportó otro agravante, y es que en un tramo del trayecto fue apagado el transponder, equipo que emite que se encarga de emitir la señal que permite seguir el recorrido de avión, un hecho considerado de extrema gravedad y amenaza.
La carga que llegó a Argentina era supuestamente autopartes de la marca Volkswagen, sin embargo, tanto la compañía SAS Automotriz SA, que en la documentación se señala como el comprador de las autopartes, como Volkswagen Argentina, se desvincularon de tal operación.
A la fecha, y sobre este caso, persisten más preguntas que respuestas. Lo que sí no hay son sorpresas. No sorprende, por ejemplo, escuchar la vinculación entre Nicolás Maduro y grupos radicales señalados por terrorismo del Medio Oriente, no causa sorpresa alguna la existencia de una tripulación venezolano – iraní. Y es que existen antecedentes e investigaciones serias que relacionan al régimen de Maduro con tales organizaciones criminales.
Veamos estos antecedentes: En febrero de este año fueron detenidos en Panamá 10 iraníes provenientes de Venezuela con documentación falsa. Estos sujetos, aterrizaron en el Aeropuerto Internacional de Tocumen y portaban tarjetas falsas de residencia alemana.
Si bien la identificación falsa presentada por los iraníes es de Alemania, lo que llamó la atención es que salieron de Caracas sin inconvenientes.
Recordemos otros hechos y denuncias que se han reportado desde 2015 sobre la entrega de pasaportes venezolanos a ciudadanos iraníes. Al punto que el gobierno de Canadá paró totalmente el flujo de personas que entraban con pasaporte venezolano, pero el gran detalle era que quienes lo portaban no eran venezolanos, sino iraníes, sirios, libaneses; todos de alas violentas del terrorismo musulmán.
Estas denuncias fueron confirmadas por Misael López, ex consejero legal de la embajada de Venezuela en Irak entre 2013 y 2015, quien habría comprobado que desde el régimen venezolano se negociaban pasaportes y visas a terroristas de Hezbollah. Allí el vicepresidente de Nicolás Maduro para entonces, Tareck El Aissami, fue uno de los señalados como principal responsable.
Por esta operación, tan sólo entre 2008 y 2012 El Aissami habría ordenado la emisión de 173 pasaportes, algunos de ellos entregados a personas relacionadas con el grupo terrorista.
Aún hay mucho por investigar, el caso del avión venezolano – iraní con terroristas a bordo es apenas la punta del iceberg. El régimen venezolano, durante años se ha vinculado a grupos radicales y terroristas de Colombia y del Medio Oriente, con quienes ha establecido fuertes vínculos y negociaciones de drogas y armas. Seguro estamos que esta historia continuará, y tarde o temprano, Nicolás Maduro será señalado como el cabecilla de todas estas oscuras operaciones criminales.