En menos de 24 horas Nicolás Maduro y su banda dieron claras muestras de desespero, desespero de saberse ilegítimos y despreciados por el mundo entero y la gran mayoría de los venezolanos. Desespero por saber que nadie quiere tener ningún tipo de acercamiento ni vinculación, nadie dará reconocimiento, ni legitimidad, a quienes se han encargado de acabar con la institución democrática en el país.
La primera señal de desespero la mostró Tibisay Lucena, en alocución, dio a conocer un cambio de fecha de la elección presidencial y basó tal decisión en un fulano acuerdo firmado, según ella, entre el régimen y la oposición, pero, ¿A cuál oposición te refieres comadre?, ¿A quién pretendes engañar?
Sabes bien Tibisay que a ese acuerdo al que haces referencia, ese que supuestamente firmaron Avanzada Progresista, MAS y el PSUV no es otra cosa que un pacto entre delincuentes tarifados.
Ese parapeto de elección no lo reconocerá nadie, ni en abril, ni en mayo. Podrán cambiar la fecha, pero el fraude es el mismo, porque el asunto sigue siendo este CNE parcializado, con malas mañas y dirigido por delincuentes.
Nadie se come el cuento, rodar la fecha de las elecciones sin ningún tipo de garantías, persistiendo la situación de los presos políticos y la crisis humanitaria, no cambia nada, la Unidad, la verdadera, respaldada por la inmensa mayoría de venezolanos no convalidará este engaño.
La segunda señal de desespero la mostró el director del SEBIN, Gustavo González López, cuando ordenó una nueva arremetida armada en contra de nuestro hermano Leopoldo López, sus esbirros encapuchados y con armas largas violentaron la intimidad familiar y pretendieron intimidar a su esposa Lilian y a sus tres pequeños hijos.
Valientes estos gorilas que en su accionar desmedido y brutal se llevaron detenidos a seis periodistas que se habían acercado al lugar para dar cobertura al suceso.
A González López le decimos que con sus cobardes esbirros no quebrantaran el alma poderosa de Leopoldo, un alma que se fortalece en la adversidad, así se lo ha demostrado a toda Venezuela en estos cuatro años de encierro y tortura.
Y la tercera y más rotunda señal de desespero la dio el mismo dictador: Nicolás Maduro Moros, al anunciar de manera unilateral e inconsulta un nuevo aumento salarial, que para lo único que va a servir es para alimentar al monstruo de la hiperinflación que él mismo ha creado y engordado. Una medida populista que su efecto no durará ni una hora porque la escalada de incrementos en los productos y servicios que ésta producirá se comerá de inmediato los bolsillos y el estómago de los venezolanos.
Desde la Unidad claro que queremos elecciones cuanto antes, porque esta situación no se aguanta más, nadie se la cala, pero elecciones con garantías verdaderas, que nos aseguren un proceso justo, libre y transparente, con un CNE equilibrado, con observación electoral calificada, con partidos y candidatos habilitados, con acceso pleno a medios de comunicación, y condiciones de equidad de participación política ciudadana, sin trabas ni condicionamientos.
Son medidas desesperadas de quien se sabe perdido y sin nadie que lo reconozca, y es que nadie lo reconocerá, nadie lo legitimará. La oposición venezolana se mantendrá firme y el concierto de las naciones demócratas también, nadie caerá en sus trampas, nadie cederá ante estas manipulaciones y claras señales de desespero del dictador.