Hacer periodismo en Venezuela es una real proeza, y es a ellos, a estos valientes profesionales de la comunicación a quienes queremos rendir tributo, justo esta semana que se celebra el Día del Periodismo Venezolano.
Tal vez sonará a ironía hablar de celebración, cuando hoy el régimen se ha ocupado de silenciar medios, a perseguir periodistas y criminalizar la profesión, pero acá no se trata de ningún mal chiste, celebramos, claro que sí, tenemos que celebrar y aupar a todos estos profesionales valientes y tercos que, a riesgo de sus propias vidas y libertades, salen a la calle, y a pesar de que le cierran medios, se ocupan de abrir ventanas al información para divulgar la verdad de nuestro deprimido y reprimido país.
Y es que basta echar la mirada hacia atrás para ver como la Libertad de Expresión, ese derecho humano contemplado en la Carta Universal de los Derechos Humanos, en Venezuela todos los días es pisoteado.
Lo hemos visto desde la crisis de 2002, desde ese entonces Hugo Chávez asumió una actitud de retaliación y castigo a los medios de comunicación que transmitían las protestas y los comunicados de la oposición.
Lo evidenciamos en el 2004, cuando la Asamblea Nacional aprobó una ley de regulación de contenidos radiotelevisivos, que luego fue ampliada en el 2010 a los medios electrónicos. Esa ley forzó al silencio a muchos medios.
Luego comenzaron a suspender y quitar concesiones a emisoras y televisoras del país, en especial aquellas de línea editorial crítica.
El caso más emblemático y recordado es el de RCTV, una de las dos estaciones de televisión abierta de mayor audiencia, que quedó fuera del espacio radioeléctrico en 2007, por el capricho del fallecido Chávez.
El régimen, desde entonces presionó y provocó cambios en la propiedad en otros medios y restringió la inversión publicitaria en función de la cobertura. Creó más medios alineados con el oficialismo y fue tejiendo la hoy instaurada hegemonía comunicacional.
Recordemos que Chávez desde su programa Aló Presidente, se dedicó a construir una narrativa de odio en contra de los periodistas nacionales críticos y extranjeros, con énfasis atacó a periodistas y medios estadounidenses.
Luego en el régimen de Maduro esto avanzó y se agravó, al punto que entre 2014 y 2019, Venezuela cayó 32 puestos en el Índice Mundial de Libertad de Prensa elaborado por Reporteros sin Fronteras, ocupando el lugar 147 de 180 países.
Con el pasar de los años, la situación económica del país se fue agudizando y con ello se fueron incrementando las protestas. A medida que escalaba la protesta opositora, se iban incrementando las sanciones, la revocación de licencias y el cierre de medios. Aumentaron el acoso y los arrestos de periodistas y se multiplicaron las expulsiones de cronistas extranjeros.
De acuerdo a registros de la ONG Espacio Público, desde el 2004 a la fecha, más de 200 medios de comunicación han sido clausurados por el régimen.
No solo por la vía de la represión y con leyes a la medida lograron cercar al periodismo, sino también tomaron el control del papel periódico y los insumos para la prensa, por lo que hoy, la gran mayoría de los impresos desaparecieron y los que lograron sobrevivir lo han hecho en su versión digital.
En 2017 el régimen sancionó una nueva ley y un decreto dirigido a calificar contenidos y expresiones en las redes sociales, una herramienta denominada Ley Constitucional contra el Odio, por la convivencia pacífica y la tolerancia, que ni es constitucional, ni tolerante, y mucho menos pacífica, se trató de un instrumento político para encarcelar, perseguir y criminalizar la función de los periodistas.
Pero no conforme con cerrar medios, controlar el papel, aprobar leyes para justificar la persecución a periodistas, también el régimen de Nicolás Maduro se ha dedicado a bloquear sitios web y a provocar caídas de servicio en momentos políticamente sensibles.
De allí que hoy queremos celebrar al periodista venezolano, hombres y mujeres que persisten cada día en su lucha por decir la verdad, ya sea, a través de plataformas informativas que todos los días sufren los ciberataques de hackers del régimen, o con de sus propias redes sociales que han convertido, por la necesidad informativa, en ventanas de libertad.
¡Viva el periodista venezolano!, profesional que día a día demuestra, con su valentía e inteligencia, que sí es posible, a pesar del riesgo, hacer periodismo en dictadura y decir la verdad a un pueblo censurado y enceguecido por la hegemonía comunicacional del régimen.
Estamos seguros, que mientras haya un periodista informando, persistirá la luz de la verdad, y será esa verdad la que nos liberará del yugo.