El periodismo, en cualquier parte del mundo, supone retos y riesgos para quien lo ejerce, por su naturaleza.
El periodismo es incisivo, contestatario, libertario, critico, no es complaciente, el periodismo es verdad, pero en Venezuela ser periodista, más que un reto se ha convertido en una proeza.
Así es, desde que amanece la vida del periodista venezolano es toda una proeza, son nuestros próceres de la verdad que luchan contra la autocensura de sus medios, la censura de la dictadura, el bloqueo digital, en contra del silencio gubernamental, el cierre de medios, la polarización política, el miedo del régimen a la verdad de los hechos, a maltratos, vejámenes y violencia. Además de todos los problemas que agobian a los venezolanos en su cotidianidad: falla en los servicios públicos, falta de efectivo, inseguridad, crisis del transporte público, bajos sueldos y alto costo por la hiperinflación, falta de medicinas y escasez de alimentos.
Así es, nuestros periodistas se enfrentan a todos estos riegos, los propios de su profesión, más los impuestos por la dictadura, además de los del día a día.
Por ello dedicamos estas líneas para exaltar esa singular valentía y aplaudir de pie a quienes no se doblegan ante la adversidad, a quienes han desarrollado una fortaleza única que los lleva a mantenerse erguidos y levantarse tantas veces como los han pretendido tumbar.
Si hay algo a lo que le teme esta dictadura es a la verdad, los hechos así nos lo señalan, desde hace años prohibieron las publicaciones e informes periódicos sobre indicadores de salud, de inseguridad, económicos, educación, nutrición, natalidad y mortalidad; por ello cerró las salas de prensa de instituciones como el TSJ, el CICPC y asumió como política de Estado el silencio cómplice para ocultar la corrupción, los crímenes, el alcance de la crisis, para tapar sus propios delitos y su fracaso.
Y ante cualquier fuga de información la estrategia de acción ha sido el bloqueo al acceso de páginas informativas de mayor lectura como El Nacional, La Patilla, Tal Cual y El Pitazo, y hasta el hackeo de cuentas en redes sociales de dirigentes, medios, y figuras influyentes de la opinión pública. Más de 80 medios se han visto obligados a cerrar sus puertas. Si esto no es una estrategia del silencio igual a la aplicada en Cuba, pues se parece demasiado.
Con estupor leímos esa fatal noticia sobre periodistas venezolanos que perseguidos por decir la verdad han tenido que partir a probar suerte en otro país, según el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, hablamos de 1328 profesionales de alto nivel, formados en nuestras universidades, y que han desarrollado su profesionalismo en nuestros medios, pero que han tenido que emigrar, unos para salvar sus propias vidas y las de sus familias, otros buscando el futuro que en su propio país le fue negado y el resto en pos de libertad, de poder decir la verdad sin el temor de ser castigados o sancionados.
Este 27 de junio de 2018, además es una fecha de especial significación porque se cumplen 200 años de la primera edición del Correo del Orinoco, aquel periódico creado por Simón Bolívar y que desde su nacimiento surgió con el propósito de “educar a las masas de hoy y del mañana”, y tal como lo describió El Libertador representó la esencia del periodismo venezolano al establecerse como “fiscal de la moral pública y freno de las pasiones, vigilante contra todo exceso y omisión culpable, catecismo moral y de virtudes cívicas, tribunal espontáneo y órgano de los pensamientos ajenos”.
A todos los periodistas, a quienes se mantienen resistiendo y en protesta permanente en contra del régimen, porque el empeñarse en revelar la verdad es una forma de protesta, a quienes están forzosamente fuera del país, a todos, nuestro mensaje de Fuerza y Fe, que la próxima pauta que le asignen sea la del rescate de nuestra democracia y el fin de esta dictadura.
Sigan haciendo historia, sigan plasmando los hechos tal como acontecen y no como conviene a este régimen totalitario. El día de mañana, toda Venezuela y el mundo entero, reconocerán la fundamental labor y aporte de los periodistas venezolanos en la libertad de Venezuela. Gracias, a ustedes periodistas valientes, mil gracias.