¡Un asalto en plena cuarentena!, y es que no se puede llamar de otra manera esto que esta sucediendo en Venezuela con las llamadas medidas económicas ordenadas por el régimen. Controles que representan un verdadero asalto a la sensatez, a la justicia, a la propiedad privada y a los derechos de los venezolanos.
Son políticas fracasadas que lo único que conseguirán será propagar la hambruna a un ritmo aun mayor que el de la COVID19.
Si ya era difícil llevar el pan a la mesa, con estos controles de empresas y precios resultará imposible para el venezolano promedio poder comer, y si no calculemos, para comprar los 27 productos básicos regulados por el régimen, un venezolano necesita 32,65 dólares o su equivalente a 5,58 millones de bolívares, según el tipo de cambio oficial de 171.072 Bs./$. del 25 de abril, de 171.072 Bs./$.
Es decir que cualquier venezolano necesitaría de un promedio de 22 salarios mínimo para hacer la compra de los insumos básicos ahora regulados por el régimen.
Son medidas que abarcan además más controles a una economía ya controlada y toma de empresas, que aunque señalan que se trata de tomas temporales, la historia de este régimen, en cuanto al manejo de las empresas, no se caracteriza precisamente de gestiones exitosas, por el contrario cada empresa que ha sido tocada por el régimen ha sido condenada a la quiebra.
Oportuno recordar la toma de las contratistas petroleras de la Costa Oriental del Lago, ¿que resultó de esa medida? su quiebra. Al igual que Agroisleña, Lácteos Los Andes, Aceites Diana, Café Fama de América y Madrid, Supermercados Éxito y Cada, Corn Flakes, Cemex, Sidor, CANTV, Electricidad de Caracas, Enelven, Conferry. Una larga lista de fracasos a la cual pretenden sumar Coposa, Alimentos Polar, Empresas Plumrose y el matadero de Turmero.
Hablamos de un régimen incapaz de dar respuesta efectiva al pueblo, un pueblo sometido por años a una crisis humanitaria con niveles de catástrofe, y que en lugar de concentrarse en controlar la amenaza del virus, pretende distraer a una población en cuarentena y hambrienta con acciones populistas que solo nos traerán mayores tragedias.
Una población que está a toque del conflicto, así lo reafirma el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) que registró 580 protestas en marzo de 2020, equivalente a un promedio de 19 diarias. Léase bien, 19 protestas cada día en medio de la cuarenta.
Y es a esa volatilidad social a la que le teme el régimen, de allí estas insensatas e incoherentes medidas.
El Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas ya había revelado que un 32,3 % de la población venezolana padece inseguridad alimentaria y necesita ayuda, calculen ustedes el impacto que traerán estas medidas de hambre.
Los venezolanos no necesitan más medidas incoherentes de un régimen usurpador, lo que en realidad reclaman es poder vivir y no sobrevivir, poder comer tres veces al día y no una o ninguna, ir al supermercado y que sus salarios le rindan, quieren proveer de bienestar a sus familias, quieren ir a un hospital y encontrar salud y no muerte, reclaman libertad y justicia. Eso es lo que quiere y urge el venezolano, y no un régimen que asalta en plena cuarentena y que poco o nada le interesa el bienestar de sus ciudadanos.
Ellos seguirán con sus controles de hambre pero nada ni nadie lograrán frenar a la gente en la calle reclamando sus derechos. Este asalto en plena cuarentena traerá consecuencias que el régimen no calculó bien. Seguiremos informando.